Situación inmejorable, a 2 min. de la Mezquita, la Plaza de la Corredera, la Plaza de las Tendillas, Plaza del Potro, Museo de Bellas Artes, Museo Julio Romero de Torres, la Ribera, Puente Romano, el Alcázar, etc. En pleno corazón de las rutas de los patios cordobeses, lugares de interés cultural y artístico. Junto a la Casa del Judío y frente al Museo Arqueológico, a donde dan los dos balcones de un apartamento y las ventanas del otro.

Apartamentos nuevos con una decoración muy cuidada y confortable. Precios en base a 2 personas, con todos los gastos incluidos. Precios especiales de lunes a jueves con o sin fin de semana (excepto en temporada alta).

• Salón Comedor
• Balcón/Ventanas
• Dormitorio con  2 camas individuales
• Sofá-cama en el salón
• Cocina americana
• Cocina independiente – Cocina vitrocerámica
• Microondas
• Frigorífico-congelador
• Cafetera,
• Tostador, Hervidor de agua
• Cuarto de baño: ducha
• Fibra + WIFI
• Televisión cable/satélite DVD Estéreo
• Otros: lavadora, secadora de ropa, plancha, tabla de planchar, ropa blanca incluida, aire acondicionado, libros…

La zona

Los apartamentos se encuentran situados en plena Judería, en una de las famosas “casas de patio” características del urbanismo cordobés.

Hoy día en el emplazamiento donde se ubicó una de las cáveas del antiguo circo romano.

Al otro lado de la calle, el Museo Arqueológico, y pocos metros, la plaza de Jerónimo Páez, una de las de más encanto de toda la ciudad.

La ciudad

Fue la capital de la Hispania Ulterior en tiempos de la República romana, de la provincia Bética durante el Imperio romano y del Califato de Córdoba durante la época musulmana. Según los testimonios arqueológicos, la ciudad llegó a contar con alrededor de un millón de habitantes hacia el siglo X, siendo la ciudad más grande, culta y opulenta de todo el mundo. Las mezquitas, las bibliotecas, los baños y los zocos, abundaron en la ciudad, gestándose las bases del Renacimiento europeo. Durante la larga Edad Media europea, en «Corduba» florecieron las letras y las ciencias. La ciudad contó con multitud de fuentes, iluminación pública y alcantarillado, durante la época de mayor esplendor califal.

Su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, aunque diez años antes, en 1984, lo había sido la Mezquita-Catedral de Córdoba.